Muere la presentadora Marisa Medina

Muere la presentadora Marisa Medina

Muere la presentadora Marisa Medina. Ayer conocimos una noticia triste. Y es que, una de las presentadoras históricas de la televisión nos dijo adiós a los 69 años de edad, después de una larga lucha contra la enfermedad. Marisa Medina descansa en paz. La presentadora de televisión ha luchado contra el cáncer, una enfermedad que por suerte, muchas personas logran superar con éxito. Sin embargo, el porcentaje de curación todavía no es del cien por cien. Esperemos que la ciencia siga avanzando mucho en este  sentido para poder apostar por la calidad de vida y la salud de los enfermos.

Marisa Medina se ha ido rodeada del cariño de todos los suyos, de su familia y de sus amigos. La presentadora decidió donar su cuerpo a la ciencia. Pero además, la presentadora ha sido muy generosa también a la hora de compartir su enfermedad y su evolución con el público. En el año 2009 anunció en un programa de televisión que padecía cáncer y que el diagnóstico no era positivo. Del mismo modo, hace sólo unos meses, comentó que su tumor se había extendido y que los médicos le habían dado pocos meses de vida. Ese final ya ha llegado de una forma inevitable, sin embargo, Marisa Medina también explicó que su enfermedad le había ayudado a valorar mucho más la vida y que valoraba más cada detalle en esas circunstancias.

En el año 1970 se casó con Alfonso Santiesteban y tuvieron tres hijas que han sido la máxima felicidad de Marisa. Silvia, Alexandra y Laura viven una inmensa tristeza tras la pérdida de su madre. Los medios de comunicación se han centrado en brindar un merecido recuerdo a la figura de una periodista que desarrolló gran parte de su carrera en la televisión pública. Pero también tiene experiencia en cine ya que ha trabajado en películas como La casa de los Martínez: «Si Fulano fuese Mengano», «En un nuevo mundo».

Marisa Medina descansa en paz. Su lucha seguro que sirve de ejemplo para todos aquellos que se encuentran en la misma situación.

Imagen: Devoción