La morriña de los juegos de mesa en familia
Debido a la añoranza no podemos dejar de recordar aquellos juegos de mesa o azar que jugábamos con nuestros abuelos, tíos, primos, etc. Sí, ¡exacto! ¿Quién no ha jugado al Bingo con media mano tapando el oído porque la abuela estaba empeñada en cantar los números como si todos tuviésemos la misma sordera que ella?
¿Quién no ha hecho trampas en el Cinquillo o la Brisca? ¿Quién no ha contado de más en el Parchís para que el tío Manolo no acabe ganando como siempre con la puñetera ficha roja?
La verdad es que eran buenas tardes de sobremesa donde disfrutar de juegos que llevan acompañándonos de generación en generación. Juegos que no han tenido necesidad de cambiar nunca las reglas porque funcionan, son entretenidos y cuyo tiempo empleado nunca llega a ser pesado. Otros juegos que han salido al mercado y han querido desbancar a los míticos no han podido con ellos. ¿La razón? Están totalmente ligados a nuestra cultura, al tiempo libre, al entretenimiento y a pasar un rato agradable con la familia.
Con tantas razones de peso es normal que, hasta hoy día, juegos tan míticos como el Bingo, las cartas, el parchís, la ruleta (recordemos la pequeña ruleta de los Juegos Reunidos Geyper) o los dados sigan siendo los juegos preferidos de todos, ya seas el abuelo, el padre o el hijo.
Como la vida es como es, por circunstancias del destino vivimos lejos de nuestras familias y, por tanto, de alguna manera hay que quitarse el gusanillo ese de: “¡Quiero jugar una partida de cartas!”
Por suerte existe internet y podemos jugar a estos juegos online en páginas como Botemanía.
Resulta que el otro día estaba en Facebook viendo las fotos del verano del 87 cuando me dio la morriña de cuando jugábamos al bingo con mi abuela, que en paz descanse ahora.
Buscando jugar al bingo online me encontré con esta imagen graciosa de Bingote, un juego de bingo de Botemanía, me llamó la atención y dije: “¡Voy a probar!”
Aunque no es lo mismo que jugar con la familia, la verdad es que algo de gusanillo te quita. Bingote es bastante cómodo de jugar y puedes chatear con la gente con la que estás compitiendo. Acabas haciendo amigos y pasando un buen rato.
El cartón te sale hasta más barato de lo que te exigía la Tía Luisa: “¡Aquí si no jugamos a 100 pesetas el cartón no traigo más el Bingo!” Con tal amenaza todos acabábamos poniendo 100 pesetas que, en aquella época, me daba para comprar una buena bolsa de chuches. ¡No podía perder!
En Bingote puedes elegir todos los cartones que desees por ese precio y empezar a jugar. Ya sabemos que el que más apuesta tiene más probabilidades de ganar. Sin embargo, yo siempre he sido muy de un cartón: “¡Todo a una!”
Y oye, para ser la primera vez gané tres bingos seguidos.
Hablando seriamente, jugar online no es lo mismo que jugar con la familia, está claro, y, por supuesto, hay que tener cuidado de pasarte todos los días jugando. Recordemos que con la familia no lo hacíamos exceptuando ese domingo en el chalet del Tío Juan con piscina y jardín para la barbacoa (¡qué veranos aquellos!). Yo lo recomiendo para pasar un buen rato y conocer gente nueva con quien no sólo compites sino que chateas, comentas y, ¡quién sabe! Algún día poder jugar al Bingo con cartones y bolas reales.
Jugar por internet y, concretamente en mi caso con Bingote de Botemanía, puedes irte a hacer un café, dar de comer al gato, poner la lavadora, ir a comprar el pan, que no pierdes tu partida en ningún momento. El ordenador sigue jugando contigo automáticamente marcándote los números que han salido.