Efectos de la desesperación

Efectos de la desesperación

La desesperación es una emoción difícil de sobrellevar, especialmente, cuando uno se centra en sí mismo. Es decir, cuando no pide ayuda. Y la realidad es que en ocasiones, incluso pidiendo ayuda, dependiendo del grado de malestar, la recuperación no es inmediata. En efecto, nadie desde fuera puede infundir una motivación extrínseca a modo de causa y efecto.

Lo único que pueden hacer en caso de que te encuentres mal es brindarte su apoyo y darte una esperanza. La esperanza que te aporta el hecho de que alguien te escuche y te muestre que está ahí, que empatiza con aquello que tú le dices.

El trabajo que realizan entidades como el Teléfono de la Esperanza muestra que hoy día, la sociedad tiene una gran necesidad de ser escuchada. Sin embargo, muchas veces, existen personas que no abren su corazón por miedo de no ser comprendidas o también, porque no quieren preocupar a los demás.

¿Cuáles son los efectos de la desesperación?

1. Desmotivación

Por un lado, la sensación de falta de sentido de la vida. La pérdida de capacidad para disfrutar de las pequeñas cosas.

2. Aislamiento

El aislamiento también suele ser una consecuencia lógica y es que, cuando alguien no está bien consigo mismo tampoco puede estar bien con los demás. De este modo, se evitan las relaciones de confianza cercanas, el amor y la amistad. Cuando se está mal con uno mismo, el hecho de tener que estar junto a otras personas puede aportar sensación de malestar.

3. Cansancio

La desesperación es una forma de tristeza profunda que causa cansancio, agotamiento, estrés y ansiedad.

4. Pesimismo

En un momento de desesperación todo se ve de color negro. Y lo peor es que a veces, este estado emocional puede durar mucho tiempo. Por tanto, hay que tener paciencia y no tomar decisiones importantes en un momento de este tipo.

5. Ansiedad

A esta tristeza emocional se suma el cansancio físico, el dolor del alma, la apatía, la ansiedad, la falta de sueño…

Lo importante es que la tristeza se puede superar para dar paso a la alegría. Pero por supuesto, no se trata de un proceso de recuperación inmediato.

Imagen: El último jinete